Cinco años de un camino hacia el horizonte de la innovación

Un nombre concebido originalmente como una expresión matemática, de potenciación —escrito como Ruta N para no entrar en complejidades aunque el resultado es poderoso—, la operación de multiplicar por sí misma la cifra N veces, las que en este caso dicta la capacidad de innovar. Lo cierto es que la entidad, el centro de innovación y negocios de Medellín con sus primeros cinco años ya ha comenzado a generar un efecto de crecimiento para la inventiva.

Con la intención de impulsar un cambio en la vocación industrial afianzada en Medellín hacia una economía fundamentada en darle valor al conocimiento, a partir de una mirada a las experiencias de ciudades como ciudades como Boston, Barcelona, Singapur, y Madrid, y de países como Chile, Argentina y Brasil, surgió la necesidad de contar con un proyecto que tuviera un alto componente científico y tecnológico, explica Juan Camilo Quintero, hoy director ejecutivo de Ruta N.

Para desarrollar esta iniciativa, en 2009 se formó un equipo de trabajo con profesionales de diferentes disciplinas y actores del sector empresarial y académico. Participaron entre otras entidades la Alcaldía de Medellín, EPM, Une, Proantioquia, la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia, Eafit y la Universidad de Antioquia.

La oferta de programas inició con NLab, un laboratorio de mercado en el que participaron 33 estudiantes de MBA y ocho pequeñas empresas de diferentes sectores, con el objetivo de construir planes de acceso a mercados internacionales.

Y desde allí ha sido productiva la ruta al final de la cual Quintero destaca hoy hechos como el de tener la primera comunidad científica de jóvenes en el país, que cuenta ya con 3.300 muchachos estudiando temas de nanotecnología, domótica y robótica. Así mismo, el estímulo a la primera compañía aeroespacial en la ciudad, que en diez días estima lanzar el primer globo satelital al espacio.

Otra muestra del presente de logros para Ruta N es la firma ayer de un acuerdo con la iniciativa de Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (Dndi, por sus siglas en inglés), para el desarrollo de innovación en salud por un valor 647,5 mil dólares en dos años. La alianza empieza con un programa dedicado a la lucha contra la leishmaniasis, enfermedad altamente endémica en Latinoamérica.