Las lecturas del tiempo de ocio

¿Leer en vacaciones? Por supuesto. Vacaciones es el único tiempo en que la gente tiene tiempo. De leer, de hacer todo cuanto no hace el resto del tiempo. Además, leer es un plan divertido que contribuye a hacer de las vacaciones, el mejor tiempo de todos los tiempos.

¿Qué leer? He ahí el dilema. Eso depende de los gustos. Quien no quiere “pensar mucho”, como algunos dicen, pues lea aventuras y déjese arrastrar por la corriente de las entretenidas tramas. Quien, por el contrario, considera que si no es para ejercitar el intelecto no vale la pena hacer nada, están las lecturas complejas. Los ensayos, por ejemplo.

Para un escritor como Juan Diego Mejía, los niños y jóvenes bien podrían ocupar algunas horas a una novela aventurera de Mario Mendoza, Lady Masacre. Es la historia de un detective a quien una mujer le encarga resolver un crimen... Al adentrarse en este, sigue una cadena de hechos de variada índole: traición, corrupción política, masacres en predios de terratenientes, trampas y demás actos propios de la sordidez humana.

O qué tal, dice Mejía, que se lean La niña calva, la más reciente obra de Jorge Franco. ¿Qué esconden los vecinos de una casa que siempre ha guardado una historia misteriosa? Benjamín, su protagonista, arrastrado por la curiosidad, consigue escarbar y descubrir “una realidad escabrosa”.

Y para los adultos —libros que también pueden leer los menores—, recomienda La oculta, de Héctor Abad Faciolince, historia que comienza en el Suroeste antioqueño y termina en Nueva York.

Y El gran café de la juventud perdida, del premio Nobel de este año, Patrick Modiano.

Por su parte, Jorge Franco, el autor que mencionó Juan Diego, recomienda a los muchachos la lectura de María Pimienta, de la escritora María del Sol Peralta, en la que combina el fabuloso mundo de los animales, con canciones compuestas por ella. Una propuesta audiovisual bien lograda.

Y de Ana María Machado, brasileña, La princesa que escogía. “Enseña a los niños la importancia de saber elegir”, argumenta Jorge.

No vacila en recomendar La niña calva, su propio libro, porque además de los atributos que encuentran otras personas en él, está “magníficamente ilustrado por Daniel Gómez Henao, con ese sello estético de Tragaluz editores”. Y Franco añade: “además, las regalías de este libro son para La Casita de Nicolás, un centro de adopción de niños”.

El escritor continúa sus recomendaciones con la novela posapocalíptica deCormac McCarthy, La carretera, que narra el viaje de un padre y su hijo por sitios que fueron destruidos por un cataclismo que acabó con la civilización.

A propósito, Jorge Franco está de vacaciones en la casa paterna de Rionegro. ¿Suele leer en vacaciones? “No tanto como quisiera”. ¿Cuál libro tiene por ahí para leerlo en estos días de ocio? “Así empieza lo malo”.

(el Colombiano)